A lo largo de la jornada electoral, distintos medios han denunciado diversas irregularidades a lo ancho del país. La más reciente al momento de escribir este texto fue el despido de un trabajador electoral en el estado de Oregon que depositó boletas para candidatos republicanos. En México a eso se le llama embarazar las urnas.
Embarazar las urnas, el carrusel (cuando llevan a votantes acarreados a votar varias veces en distintas casillas), el ratón loco (desviar las urnas entre el sitio de votación y el sito donde se cuentan los votos, para cambiar las boletas) y otras prácticas con diverso grado de sofisticación y de cinismo son formaban parte del repertorio de prácticas electorales del Partido Revolucionario Institucional que regresará a la presidencia de México en unas pocas semanas. A los operadores de dichas prácticas se les conoce como mapaches y por lo visto también han encontrado el camino a las urnas estadounidenses.
La ventaja que tiene esta elección es que, a la par de observadores electorales registrados, los propios ciudadanos han reportado en redes como Twitter, de eventos en los que se impide el voto o, de plano, se comete fraude. Esto permite a la autoridad electoral –que desafortunadamente se trata de los propios gobernadores en los Estados con mayores eventos de mapachería– actuar en consecuencia.
Conforme se acerca la hora del final de las elecciones en la Costa Este, hacemos un llamado para que la comunidad acuda a emitir su voto y a estar al pendiente para denunciar cualquier irregularidad. Recordemos que, según la percepción generalizada, un gobernador manipuló la elección en su estado favoreciendo a su hermano y contribuyendo al inicio de una etapa oscura para el país y el mundo que duró ocho años.