Para los flamantes graduados de
la primera generación de la ENES-Morelia

 

Como todos los años, el pasado 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, una iniciativa promovida por la Organización de las Naciones Unidas desde 1974 para llamar la atención sobre distintos temas ambientales. El lema de este año, “vuélvete salvaje por la vida” (o la versión en inglés, “Go wild for wildlife”), busca contribuir con la protección de especies animales en peligro de extinción debido al tráfico ilegal. Por ejemplo, en Angola, que es el país sede de este año, se ha comprometido a llevar a cabo una serie de acciones para tratar de restaurar sus manadas de elefantes y su biodiversidad en general, que ha sido vulnerada tras dos décadas de guerra civil.

Pero la importancia de conservar y proteger a las especies de fauna silvestre no es exclusiva de los grandes mamíferos africanos. Ya hemos mencionado en este espacio que México es uno de los países de mayor biodiversidad en el planeta. Por ejemplo, una de cada 10 especies de aves, de mamíferos, de reptiles, de peces y de cangrejos y camarones viven en México. Si consideramos a todos los grupos de animales, el país alberga a casi 6% de 1.3 millones de especies de animales conocidas por la ciencia, según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).

Mariposa monarca

La autoridad ambiental de México lleva un registro de las especies conocidas y tiene un mecanismo para brindar protección a las especies cuya sobrevivencia se encuentre amenazada. Estas especies están listadas en la Norma Oficial Mexicana 059 emitida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (NOM-059-SEMARNAT), la cual es actualizada periódicamente. Así, con la lista actualizada, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente puede vigilar y proceder a favor de las especies amenazadas.

Pero, ¿qué es lo que causa la pérdida de especies de animales silvestres? De manera similar a la situación de los elefantes africanos cuyas poblaciones están amenazadas por el tráfico de marfil, en México el tráfico de especies silvestres también es una amenaza importante para la viabilidad de distintos animales. Por ejemplo, es muy común ver a pie de carretera y hasta en algunos mercados la venta de aves silvestres que han sido capturadas ilegalmente. Y con frecuencia se publican noticias sobre la captura de traficantes con numerosos ejemplares de aves o reptiles con los cargamentos listos para ser transportados al extranjero.

La caza descontrolada también puede ser causa de pérdida de especies. Sin embargo, esta controvertida actividad puede ser benéfica en casos cuando las poblaciones crecen sin control debido a la ausencia de depredadores naturales. Algunos lectores recordarán esas imágenes australianas de la caza de canguros desde helicópteros o la polémica desatada cuando la cantante Lucero fue “sorprendida” en una expedición cinegética en España.

Otra causa importante, pero generalmente olvidada, de la pérdida de especies silvestres en México, sobre todo en las inmediaciones de las ciudades, son las poblaciones de perros y gatos ferales, es decir, animales domésticos que fueron “liberados” por sus dueños y que se alimentan de animales silvestres. Estos animales son la causa de que en diversas poblaciones de nuestro país la fauna representativa esté compuesta por gorriones, palomas (ambas especies exóticas y muy invasoras) y gatos y perros “criollos”. Llama mucho la atención la intensidad con la que grupos de activistas defienden a estos animales en perjuicio de las diversas especies nativas que, además de su derecho inherente a existir, brindan distintos servicios ambientales como alimentarse de insectos nocivos.

A pesar de una existencia breve, los humanos somos la especie que mayor impacto ha tenido tanto en la biodiversidad del planeta como en sus sistemas que permiten la presencia de vida. Nuestra intervención ha sido de tal magnitud que algunos investigadores están convencidos de que hemos desencadenado una nueva era geológica a la que han denominado “Antropoceno”. Tristemente, nuestro legado al planeta se caracteriza por la pérdida masiva de especies biológicas y la alteración de procesos planetarios como el clima y los ciclos del nitrógeno y del agua. Sin embargo, también somos la única especie que es consciente de su capacidad de modificar al planeta y ello nos confiere la responsabilidad de cuidarlo. A lo largo de nuestra historia hemos logrado superar los diversos retos que nos ha impuesto la naturaleza. Ahora nos toca como especie echar mano de nuestro ingenio y voluntad para superar la adversidad que nosotros mismos hemos creado, se lo debemos al planeta.

 

Publicado originalmente en: Capital Michoacán.