En medio de la interminable lista de malas películas basadas en tiras cómicas que han dejado las reciente huelgas de escritores, similares y conexos de Hollywood, creo que Batman: El Caballero de la Noche (sin mencionar a Speedracer de los Hermanos Wachowski) nos permite conservar la fe en las grandes corporaciones (y en la integridad artística de actores como Christian Bale y el finado Heath Ledger). Parece que este tipo de películas es lo que mantiene a flote a la gran maquinaria generadora de dinero.

Además de haber gozado de la película, a pesar de su tono sombrío y trágico, me llamó la atención y disfruté bastante la ironía de que Lucius Fox (Morgan Freeman) trajera un teléfono celular con sistema operativo Android.

Para ayudar a hacer memoria a quienes ya vieron la película y para que se fijen quienes están esperando a que salga en DVD, la secuencia a la que me refiero ocurre en Hong Kong. Después de enterarse de que el socio, con quien las Industrias Wayne va a hacer una gran inversión, es un mafioso (y bien rata, porque le robó todos sus ahorros a la mafia organizada de Ciudad Gótica), Bruce y Lucius deciden que éste irá a las oficinas corporativas del malvado asiático a decirle que siempre no le entran al pacto. (Obviamente, Batman también tenía mucho interés de encontrarse con este tipo, pero para beneficio de quienes no han visto la película no daré más detalles). Al entrar al edificio, le quitan el celular a Lucius, por razones de seguridad. Sin embargo, al final de la visita, cuando el guardia intenta devolverle el celular que había dejado en la puerta, Lucius saca un teléfono de su bolsillo y se lo muestra como diciendo “No, aquí traigo el mío”. Pues la pantalla que se alcanza a ver brevemente, parece ser del ya mencionado sistema operativo Android.

¿Pero de qué se trata esto? Como toda industria que sea sostenible desde el punto de vista económico, la industria de la telefonía celular está llena de patentes y registros de propiedad intelectual. Por ejemplo, la mayoría de los teléfonos celulares fuera de los Estados Unidos utilizan el sistema operativo Symbian. Esto quiere decir, que al igual que cuando usted compra una computadora el costo incluye una licencia de Windows o MacOS. Sin embargo, como ya se ha visto con el iPhone (además de que parece tener un montón de problemas técnicos), el usuario está obligado a contratar un contrato de muchos meses para recibir un teléfono (o más bien una computadora pequeña) al cual solamente le puede instalar los programas que Apple decida que son apropiados, además de que le cobra un porcentaje elevado de las ganancias a los desarrolladores de software.

Como respuesta al iPhone, el año pasado hubo rumores en diversos foros para nerds informáticos de que Google iba a sacar su propio teléfono celular. A la hora de la hora resultó que no será así. Más bien, la Open Handset Alliance, un grupo de compañías encabezadas por Google están desarrollando una nueva plataforma con la filosofía del software de código abierto u Open Source. De esta manera, Google, acompañado de fabricantes de teléfonos como LG y Motorola, proveedores de servicios como Telefónica y compañías de componentes electrónicos como Intel y Texas Instruments, le están apostando a un nuevo estándar para teléfonos celulares.

Aquí, cualquier persona va a poderle meter mano a su celular. También, cualquier persona (que sepa escribir código) va a poder desarrollar aplicaciones. Solamente tiene que descargar el kit de desarrollo de software de la página de la alianza (en http://code.google.com/android/) y ponerse a teclear. A estas alturas ya es un poco tarde para entrarle al concurso, pero Google repartió 10 millones de dólares entre los desarrolladores de las mejores 50 aplicaciones para Android. Los programas varían desde redes sociales georeferenciadas (tipo quien está en Facebook en la otra cuadra), hasta una que te lleva la cuenta en los juegos de golf, hasta una que sirve para comparar precios en el súper. Ésta sí está bien chida. Apuntando la cámara del teléfono al código de barras de cualquier producto, el programa lo busca en internet. Si estás en un ciudad del primer mundo, la máquina te dice cuánto cuesta ese producto en las tiendas cercanas. Y si estás pensando en comprar un disco, te busca muestras gratis de las canciones del álbum que estás investigando.

Como todos los proyectos de Google se hacen públicos antes de que funcionen a la perfección y se van arreglando sobre la marcha (baste mencionar que a estas alturas el Gmail, su servicio de correo electrónico, todavía está en etapa Beta), hay bastante nerviosismo sobre el funcionamiento de los teléfonos con Android. Sin embargo, el hecho de que tantas compañías tan importantes le estén apostando es una buena señal. De hecho, se espera que el primer teléfono con este sistema operativo esté disponible en los próximos meses. Lo que no se sabe es si saldrá al mercado sólo en Estados Unidos o si estará disponible en todo el mundo. De cualquier manera, estos teléfonos no estarán bloqueados y será bastante factible traerlos a México para activarlos con un chip de la compañía de su preferencia.

Por cierto, hice una investigación informal para la entrega de hoy. Estuve preguntando en varios centros de atención de Movistar sobre la futura disponibilidad de los teléfonos con Android, pero aún no tienen noticia. Tampoco hay información en su página electrónica, por lo menos en la de México.

Independientemente de cuándo lleguen a México los teléfonos con Android, aunque esperamos que sea pronto, es muy bueno que existan estas iniciativas que le regresan poder al consumidor o, para ponerlo en términos menos neoliberales, al usuario. En lugar de pagarle una licencia a Microsoft o a Apple cada vez que se les ocurra liberar un nuevo sistema operativo, los programas y sistemas operativos Open Source nos permiten usarlos gratis y hasta meterles mano para mejorarlos.