Con
el
discurso mediante
el
cual
Barack
Obama
tomó
protesta
como
candidato
a
la
presidencia
de
EEUU
y
las
recientes
elecciones
presidenciales
en
nuestro
país,
que
no
terminan
de
resolverse,
no
puedo
evitar
comparar
a
los
candidatos
presidenciales
de
allá
con
los
de
acá
en
términos
del
sitio
que
ocupan
ocupan
la
ciencia
y
la
educación
en
sus
agendas
y
en
sus
mentes.
El
presidente estadounidense, quien busca reelegirse por un segundo
periodo, hizo hincapié en cómo la educación, la ciencia y el
desarrollo tecnológico son fundamentales para el futuro de su país.

Por
ejemplo, señaló la urgencia de mejorar el nivel de sus científicos
e ingenieros quienes, hoy por hoy, ya no pueden competir con sus
pares de China. Habló también de su plan para reclutar a 100 mil
nuevos maestros de matemáticas y ciencias durante la próxima
década, y mencionó cómo Estados Unidos tiene cada vez más
control de sus energéticos, mediante una reducción en su
dependencia de petróleo extranjero y la adopción de fuentes
renovables de energía. De manera especial, Obama destacó la
posibilidad de la movilidad social a través de la educación.
Sin
embargo,
Obama
no
ha
sido
el
único
presidente
estadounidense
que
incluye
a
los
logro
o
a
los
retos
científicos
de
su
país
en
sus
discursos.
Por
ejemplo,
John
F.
Kennedy,
quien
reconoció
el
reto
de
la
carrera
espacial
y
la
conquista
de
la
luna
hace
exactamente
50
años,
lo
cual
fue
logrado
menos
de
una
década
después.


Más
reciente
es
el
caso
de
Bill
Clinton,
quien
en
su
informe presidencial de enero de 2000, anunció al mundo que ese año conoceríamos la
secuencia del genoma humano.

En realidad,
tuvimos que esperar hasta febrero de 2001 cuando dos grupos de
investigadores publicaron la secuencia del genoma humano en sendos
artículos en las revistas científicas más importantes, Science  y Nature.
La historia es muy interesante. En la revista americana se
publicaron los resultados de una iniciativa privada encabezada por el
millonario Craig Venter, mientras que en la revista europea se
publicaron los resultados de un consorcio de científicos
patrocinados por fondos públicos provenientes de distintos
gobiernos, entre los cuales destacó el de Estados Unidos.
Hoy, más de una
década después, ya conocemos los genomas de diversos organismos,
desde el maíz hasta el pollo, pasando por la bacteria del cólera y
la levadura de cerveza.

El
contraste
con
el
papel
que
ocupa
la
ciencia
en
las
mentes
y
en
las
agendas
de
los
políticos
mexicanos,
aunque
tomáramos
en
serio
al
“candidato
Cuadro”,
no
podría
ser
más
triste.
Retomando
el
tema
inicial
de
la
toma
de
protesta
de
candidatos
presidenciales,
los
de
los
nuestros
fueron
bastante malos,
en
general,
y
carentes
de
ciencia.

Por
ejemplo,
Peña,
quien
lanzó
su
campaña
en
Dolores
Hidalgo,
denunció
que
los
ciudadanos
estamos
hartos
del
mal
gobierno
(como
dicen
por
acá,
seriously?).
Efectivamente
habló
de
lo
mala
que
es
la
educación
en
México,
pero
lo
hizo
de
una
forma
tan
vaga
que
era
imposible
saber
que—léase
así,
sin
acento—estaba
pensando.

A
los
otros
dos
candidatos
serios
también
les
faltó
la
ciencia
en
sus
discursos
de
toma
de
protesta,
aunque
una

contó
sus
bendiciones y
el
otro
mencionó,
por
no
dejar,
a
la
educación,
la
protección
ambiental,
la
salud
y
la
justicia
alimentaria,
en
una
sola
oración
y
a
las
carreras.

Tenemos
que
resolver
qué
hacer
con
la
educación,
la
ciencia
y
la
innovación
tecnológica
en
un
país
como
el
nuestro,
donde
tanto
el
Presidente
como
el
Congreso
violan
la
ley
todos
los
años
cuando
aprueban
incompleto
el
presupuesto
para
ciencia.
Dicho
presupuesto
debió
haber
alcanzado
el
1%
del
PIB
desde
hace
seis
años.
Mientras,
seguiremos
en
una
situación
de
desventaja
terrible
cuando
pretendemos
competir
con
otros
países
cuyos
gobiernos
entienden
la
importancia
que
tienen
la
educación,
la
ciencia
y
el
desarrollo
tecnológico
para
la
viabilidad
de
sus
naciones.
Adenda
1. Sin embargo,
todos los presidentes y candidatos de Estados Unidos tienen esta
propensión a hablar de la relación de su país con su dios y toda
su filosofía del destino manifiesto. No podría caer más gordo el
tema, pero les resulta muy taquillero. Eso y su bendito derecho a las
armas.
2. Muy Obama y muy
Clinton, pero también tienen a Bush, Palin y Romney. En todos lados
se cuecen habas.
@erickdlbm
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